
lunes, 27 de junio de 2011
lunes, 16 de mayo de 2011
miércoles, 26 de enero de 2011
Estùpidos humanos.
La verdad es que hacemos todo mal. Todo. La cagamos a donde vamos, nos autodestruimos de forma constante. Pero ni para eso servimos, entonces sólo nos jodemos. Nos jodemos, pero sin darnos en la madre lo suficiente como para extinguirnos rápido.
Así que efectivamente, nos vamos a extinguir. Pero demasiado tarde y de una forma lenta y dolorosa.
Así que efectivamente, nos vamos a extinguir. Pero demasiado tarde y de una forma lenta y dolorosa.
martes, 4 de enero de 2011
Bestias.
Es gracioso que cuando una persona comete una crueldad, dicen que es inhumano. Como si no fuera el ser humano el único animal genuinamente cruel. Sí, somos crueles. Somos el animal que prende fuego asus iguales en vida, que deja caer granadas encima a pueblos enteros, somos el animal que tortura, viola, mutila. Somos el animal que no busca justicia sino venganza, en animal que odia, que guarda rencor.
Nos tenemos miedo entre humanos, porque conocemos nuestra naturaleza. Somos los seres que traicionan, mienten, hieren por la espalda a sus congéneres.
Es nuestra naturaleza humana la que nos hace bestias.
Nos tenemos miedo entre humanos, porque conocemos nuestra naturaleza. Somos los seres que traicionan, mienten, hieren por la espalda a sus congéneres.
Es nuestra naturaleza humana la que nos hace bestias.
lunes, 29 de noviembre de 2010
Sueño de una noche de otoño.
Soñé que el mundo se acababa. Que el cielo estaba oscuro como nunca antes, de un negro aterciopelado e impecable, bañado de estrellas que titilaban con furia. Soñé que cada persona estaba sola, nadie con su pareja o su familia o sus amigos. Todos solos. Contemplando frente a sí en impotencia cómo el mundo se les venía encima. Se nos venía encima. El cielo tronando con el sonido de cien truenos estremecedores. La tierra temblando, abriéndose en grietas profundas aquí y allá, tragándose a la gente en medio de gritos desesperados. Alabanzas fanáticas por todos lados, los que reclamaban a Dios que no hubiera ningún juicio, los que le daban gracias en un ataque de fanatismo irremediable, los que ciegamente buscaban entre la niebla a otras personas, tocándose las caras sin entender nada, sin reconocerse.
De un día para otro nadie se reconocía. Nadie amaba a nadie, y la empatía quedaba anulada. El instinto de supervivencia quedaba anulado por una especie de impulso suicida. Los seres humanos colaborando con la tierra en pro de su destrucción. No era la humanidad sola lo que terminaba, sino la Tierra entera. El sol ardiente, dejando pasar sus rayos fulminantes a través de aquel espacio donde una vez estuvo la atmósfera completa.
La gente muriendo de todas las formas posibles, asfixiados por el humo, tragados por la tierra, partidos por árboles que caían sobre sus cabezas sin que éstos hicieran nada por evitarlo. Gente caminando tranquilamente hacia el mar, ahogándose. Las consciencias perdiéndose poco a poco, pasando del clamor al silencio, del llanto a la indiferencia, a la abulia absoluta.
A la resignación de un destino bastante dulce, en realidad.
De un día para otro nadie se reconocía. Nadie amaba a nadie, y la empatía quedaba anulada. El instinto de supervivencia quedaba anulado por una especie de impulso suicida. Los seres humanos colaborando con la tierra en pro de su destrucción. No era la humanidad sola lo que terminaba, sino la Tierra entera. El sol ardiente, dejando pasar sus rayos fulminantes a través de aquel espacio donde una vez estuvo la atmósfera completa.
La gente muriendo de todas las formas posibles, asfixiados por el humo, tragados por la tierra, partidos por árboles que caían sobre sus cabezas sin que éstos hicieran nada por evitarlo. Gente caminando tranquilamente hacia el mar, ahogándose. Las consciencias perdiéndose poco a poco, pasando del clamor al silencio, del llanto a la indiferencia, a la abulia absoluta.
A la resignación de un destino bastante dulce, en realidad.
lunes, 22 de noviembre de 2010
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