lunes, 29 de agosto de 2011

Un dragón en el garaje, de Carl Sagan.

"En mi garaje vive un dragón que escupe fuego por la boca."

Supongamos (sigo el método de terapia de grupo del psicólogo Richard Franklin) que yo le hago a usted una aseveración como ésa. A lo mejor le gustaría comprobarlo, verlo usted mismo. A lo largo de los siglos ha habido innumerables historias de dragones, pero ninguna prueba real. ¡Qué oportunidad!

- Enséñemelo – me dice usted.

Yo le llevo a mi garaje. Usted mira y ve una escalera, latas de pintura vacías y un triciclo viejo, pero el dragón no está.

- ¿Dónde está el dragón? – me pregunta.

- Oh, está aquí – contesto yo moviendo la mano vagamente -. Me olvidé decir que es un dragón invisible.

Me propone que cubra de harina el suelo del garaje para que queden marcadas las huellas del dragón.

- Buena idea – replico – , pero este dragón flota en el aire.

Entonces propone usar un sensor infrarrojo para detectar el fuego invisible.

- Buena idea, pero el fuego invisible tampoco da calor.

Se puede pintar con spray el dragón para hacerlo visible.

- Buena idea, sólo que es un dragón incorpóreo y la pintura no se le pegaría.

Y así sucesivamente. Yo contrarrestro cualquier prueba física que usted me propone con una explicación especial de por qué no funcionará.

Ahora bien, ¿cuál es la diferencia entre un dragón invisible, incorpóreo y flotante que escupe un fuego que no quema y un dragón inexistente? Si no hay manera de refutar mi opinión, si no hay ningún experimento válido contra ella, ¿qué significa decir que mi dragón existe? Su incapacidad de invalidar mi hipótesis no equivale en absoluta a demostrar que es cierta. Las afirmaciones que no pueden probarse, las aseveraciones inmunes a la refutación son verdaderamente inútiles, por mucho valor que puedan tener para inspirarnos o excitar nuestro sentido de maravilla. Lo que yo he pedido que haga es acabar aceptando, en ausencia de pruebas, lo que yo digo.

Lo único que ha aprendido usted de mi insistencia en que hay un dragón en mi garaje es que estoy mal de la cabeza. Se preguntará, si no se puede aplicar ninguna prueba física, qué fue lo que me convenció. La posibilidad de que fuera un sueño o alucinación entraría ciertamente en su pensamiento. Pero entonces ¿por qué hablo tan en serio? A lo mejor necesito ayuda. Como mínimo, puede ser que haya infravalorado la falibilidad humana.

Imaginemos que, a pesar de que ninguna de las pruebas ha tenido éxito, usted desea mostrarse escrupulosamente abierto. En consecuencia, no rechaza de inmediato la idea de que haya un dragón que escupe fuego por la boca en mi garaje. Simplemente, la deja en suspenso. La prueba actual está francamente en contra pero, si surge algún nuevo dato, está dispuesto a examinarlo a ver si le convence. Seguramente es poco razonable por mi parte ofenderme porque no me cree; o criticarle por ser un pesado poco imaginativo... simplemente porque usted pronunció el veredicto escocés de "no demostrado".

Imaginemos que las cosas hubiesen sido de otro modo. El dragón es invisible, de acuerdo, pero aparecen huellas en la harina cuando usted mira. Su detector de infrarrojos registra algo. La pintura de spray revela una cresta dentada en el aire delante de usted. Por muy escéptico que se pueda ser en cuanto a la existencia de dragones – por no hablar de seres invisibles – ahora debe reconocer que aquí hay algo y que, en principio, es coherente con la idea de un dragón invisible que escupe fuego por la boca.

Ahora otro guión: imaginemos que no se trata sólo de mí. Imaginemos que varias personas que usted conoce, incluyendo algunos que está seguro que no se conocen entre ellas, le dicen que tienen dragones en sus garajes... pero en todos los casos la prueba es enloquecedoramente elusiva. Todos admitimos que nos perturba ser presas de una convicción tan extraña y tan poco sustentada por una prueba física. Ninguno de nosotros es un lunático. Especulamos con lo que significaría que hubiera realmente dragones escondidos en los garajes de todo el mundo y que los humanos acabáramos de enterarnos. Yo preferiría que no fuera verdad, francamente. Pero quizás todos aquellos mitos europeos y chinos antiguos sobre dragones no eran solamente mitos...

Es gratificante que ahora se informe de algunas huellas de las medidas del dragón en la harina. Pero nunca aparecen cuando hay un escéptico presente. Se plantea una explicación alternativa: tras un examen atento, parece claro que las huellas podían ser falsificadas. Otro entusiasta del dragón presenta una quemadura en el dedo y la atribuye a una extraña manifestación física del aliento de fuego del dragón. Pero también aquí hay otras posibilidades. Es evidente que hay otras maneras de quemarse los dedos además de recibir el aliento de dragones invisibles. Estas "pruebas", por muy importante que las consideren los defensores del dragón, son muy poco convincentes. Una vez más, el único enfoque sensato es rechazar provisionalmente la hipótesis del dragón y permanecer abierto a otros datos físicos futuros, y preguntarse cuál puede ser la causa de que tantas personas aparentemente sanas y sobrias compartan la misma extraña ilusión.

(Capítulo 10 de
El mundo y sus demonios, escrito por Carl Sagan, Editorial Planeta)

Comentario: finalmente, llega un cristiano, y todo esto le suena a nada, porque dice que siente el dragón en su corazón, que un día lo soñó, y etcétera.


jueves, 11 de agosto de 2011

Otro sueño.

Soñé unas hormigas-marabunta, comiéndome los brazos, y yo con el cuerpo enterrado en ceniza volcánica hasta la cintura.

Creo que nos merecemos, después de todo, un final así.

miércoles, 3 de agosto de 2011

lunes, 1 de agosto de 2011

Summer is not my friend.


Awake at night again. No tears to weep and too restless to sleep. Thinking of all and nothing and got stuck in between. Looking out through the window and I see what I always see.
It's all so silent here all around. I'm so provoked by the ever-consuming meaninglessness that I daily observe. I see dead people living their smiling satisfied lives. I must concentrate to keep my fists in control, but on the other hand imagine to be free from all these heavy, tearing thoughts. Being happy, brainless and liked instead of the opposite. Summer is not my friend. Satan, let it end. Sunshine, hurting my eyes. Making my skin look like...argh. Summer is a whore plague. Releases whores and fags. Sunshine, making me sweat. Nothing more to me than a deadly threat. Furious Black Metal Anger fuels my veins with even more hate. Extreme Black Metal Hatred fills my muscles with even more strength. Yes, that sound of mediocrity. Yes, that half-hearted vocalists tired voice. Yes, those primitive lyrics that fits like a glove. There are greater reasons to dive into the deepest underground and the first demos by newer bands. There is a primitive vein that goes from my black speakers in my ears through the evil brain and down to my rotten, hungry satanic heart. I long for the winter - the real winter with the first snowfall that stays the whole winter season through. I long for deeply cold days and even colder nights. I hear in my mind the sound of snow under my boots. I see in my mind, the cold breath of mine to disappear in the wintry air. It's the first hour in August and the darkness slowly creeps and covers all - fills me with comfort. Rakbladsvalsens uncolours my dark night. Even the candle light now seem blackwhite. My cat is resting in a chair and all is still but the war that has been going on since 1980 within me is so chaotic and messy and intense that I could kill and set aflame houses non-stop for 36 hours. As if the suffering and angst that I by then have caused might calm down the war between evil and evil inside my brain. The walls in my apartment stand as christian body-building prison guards that will effectively stop me from expressing me in other ways than using my pen, pencil and paper. Yes, it's true, that in my backpack I carry a gigantic feeling of unbelonging but still I have a life that has a worth. I'm not ready for my murders yet. I have some things to lose first. Time and destiny surely has me in their book. I miss my father and mother and sister and brother. Fifteen years ago we could talk, play or go out for a walk but now when we meet i'm holding the entire bibles of morbid and obscene ideas inside me and to talk about and act properly then is impossible. I see that you notice that i'm not the one I used to be. It was triumphant yet frightening for me to realize that I had given myself to father Satan and to tell you that it was done is not possible.
 
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