lunes, 28 de noviembre de 2011

Caer.

Caer en un abismo oscuro e infinito, no llegar nunca al fondo, sólo caer, caer, caer, caer infinitamente, caer para siempre. No conocer la sensación de finalmente haber aterrizado, concretado algo. Así es una vida sin sentido. ¿No te preguntas a veces qué mierdas estás haciendo aquí? ¿A dónde va todo esto? Yo veo todo en retrospectiva y pierde sentido. Es difícil no sentirse absurdo cuando te das cuenta de que todos tus días son iguales y no van a ningún lado, y que realmente no esperas que vayan a ningún lado.

Finalmente me siento de 50 años, y con pleno convencimiento de que mi vida va a ser así de aquí a que me muera, como una rutina interminable y sofocante. No es aburrimiento aunque pareciera, es una especie de resignación a lo absurdo de la vida misma. Juntar cosas, vivir, relacionarte, todo para nada. El día que llegas al fondo del abismo finalmente te estampas contra él cargando el peso de toda tu vida. Entre más vida, más fuerte el golpe, y son más los pedazos en los que quedas dividido.

Si no fuera por esa insaciable curiosidad mía de ver qué sigue, tal vez ya me habría colgado.

1 comentario:

Lifelover dijo...

Carajo. Esa última frase resume mi vida en los últimos años.

 
Free counter and web stats